viernes, 15 de marzo de 2013


Extracto del texto

Donde Psique Encuentra a Gaia


por Theodore Roszak 


Original title, ``Where Psyche Meets Gaia''. From ECOPSYCHOLOGY by Theodore Roszak, Mary E. Gomes, and Allen D. Kanner (eds.), Sierra Club, San Francisco, 1995. Copyright © 1995 Theodore Roszak, Mary E. Gomes, y Allen D. Kanner. Translated and reprinted by arrangement with Ted Roszak: Our deepest gratitude to Him.



``Ecopsicología'' es el término usado más a menudo para esta síntesis emergente de lo psicológico (que abarca lo psicoterapéutico y lo psiquiátrico) y lo ecológico. Muchos otros términos han sido propuestos: psicoecología, ecoterapia, terapia global, terapia verde, terapia centrada en la Tierra, reearthing, psicoterapia basada en la naturaleza, orientación shamánica, incluso terapia nemorosa. Estos neologismos nunca suenan eufónicos; tampoco, en ese sentido, lo era ``psicoanálisis'' en sus días. Sin embargo, cualquiera sea el nombre, la suposición subyaciente es la misma: la ecología necesita de la psicología, la psicología necesita de la ecología. El contexto para definir la sensatez en nuestro tiempo ha alcanzado una magnitud planetaria.
Al igual que todas la formas de psicología, la ecopsicología se ocupa de los fundamentos del comportamiento y de la naturaleza humana. A diferencia de otras escuelas de psicología de corriente principal que se limitan a los mecanismos intrapsíquicos o a un estrecho ámbito social que puede no mirar más allá de la familia, la ecopsicología procede de la presunción de que a su nivel más profundo la psique permanece sensiblemente vinculada a la Tierra que nos trajo a la vida. La ecopsicología sugiere que podemos interpretar nuestras transacciones con el ambiente natural - el modo en que usamos o abusamos el planeta - como proyecciones de deseos y necesidades subconscientes, muy parecida a la forma con la que podemos interpretar sueños y alucinaciones para aprender acerca de nuestros afanes, miedos y odios profundos. De hecho, nuestra deseosa y obstinada impronta sobre el ambiente natural puede revelar nuestro estado colectivo del alma más eficazmente que los sueños de los que nos despertamos y deshacemos, sabiendo que no son reales. Mucho más trascendentales son los sueños que llevamos con nosotros exteriormente en el mundo todos los días y que, con fuerza maníaca, nos empeñamos en volver ``reales'' - en acero y cemento, en carne y sangre, con los recursos arrancados de la sustancia del planeta. Precisamente porque hemos adquirido el poder de aplicar nuestra voluntad sobre el ambiente, el planeta se ha tornado como esa pantalla psiquiátrica en blanco sobre la cual el subconsciente neurótico proyecta sus fantasías. Los desperdicios tóxicos, el agotamiento de los recursos, la aniquilación de las especies compañeras nuestras; todos aquellos nos hablan, si quisieramos escuchar, de nuestro profundo ser. Entonces, James Hillman nos ha exhortado a llevar ``asbestos y aditivos en la comida, lluvia ácida y tampones, insecticidas y fármacos, tubos de escape de auto y edulcorantes, televisiones e iones'' dentro de la provincia del análisis terapéutico. ``La psicología siempre potencia su consciencia por medio de revelaciones patológicas, a través del submundo de nuestra ansiedad. Nuestros temores ecológicos anuncian que las cosas se encuentran donde el alma ahora rivendica atención psicológica.'' 

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